El Diccionario de la lengua española (DLE) define así el término estacionario en su quinta acepción: ‘Hombre que, según los Estatutos de la Universidad de Salamanca, daba los libros en la biblioteca’.
Estacionario y estacionero son palabras formadas a partir de estación, en su significado, desusado, de ‘sitio o tienda pública donde se ponían los libros para venderlos, copiarlos o estudiar en ellos’. También recoge el diccionario el significado de ‘librero que tenía puesto o tienda de libros para venderlos, dejarlos copiar o permitir que se estudiara en ellos’. Pensemos, sin ir más lejos, en la salmantina calle de los Libreros o en otras con el mismo nombre de ciudades con tradición universitaria.
Estacionero aparece ya en el Tesoro de Sebastián de Covarrubias (1611): ‘Vale librero en lengua antigua’ y en el Diccionario de Autoridades de la RAE (1726-1739): ‘lo mismo que Libréro. Trahe esta voz Covarrubias en su Thesóro; pero no tiene uso’.